Septiembre del año 2021
En esta semana de “No Fiestas” en la que, entre la falta de nuestro Cristo, el temporal lluvioso que nos anuncia la incipiente entrada del otoño y la desbandada de personal a pasar unos días de descanso, han dejado al pueblo más triste que un ajo rucio, quiero aprovechar la fecha para traer el papel de la plaza de La Corredera en la vida de El Espinar.
Recordando los datos facilitados por el texto de Tomás Bañez de Rivera de 1649, donde nos dice que “...por 1550 La Corredera tenía 4 lanzas por las competiciones de alancear toros. Se concertaban estos juegos, junto con los de cañas y de copar gorra. Al salir de misa en los “Casetones”, los arcos de la iglesia que daban al cementerio...”. Siendo uno de los más diestros de toda España, junto con los Arévalos, Alonso Sánchez Ybáñez, hijo de Juan Sánchez Bermejo Ybáñez, que destacó como uno de los mejores jinetes en los juegos de alancear toros y jugar cañas que se celebraban las ciudades de Segovia, Ávila, Valladolid y Madrid.
Ya en 1748 La Corredera figura en el puesto nº 11 de plazas de toros hecha de fábrica de España.
El 14 de julio de 1828 Fernando VII da una Autorización real a la cofradía del Santísimo Cristo del Caloco y a esta villa para poder celebrar 3 corridas de toros en la plaza de La Corredera. Se celebró la primera corrida el 16 de septiembre de ese año, Presidía la plaza el alcalde Tomás Barreno y fueron lidiados 6 toros (2 por la mañana pertenecientes a la divisa de Alejo García y otros 4 por la tarde, uno de Juan Grande, otro de Fernando Yagüe, otro de Manuel de Benito y otro de Gregario Boto).
Los 6 toros fueron lidiados por la cuadrilla de a pie de Roque Miranda, el cual estoqueó y fueron picados los 4 toros de la tarde por Anastasio Capón. Ante la imposibilidad de poder cerrar toda la plaza de la corredera, se cerró un rectángulo de 20 pies de largo por 14 de ancho.
En 1850 Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico de España dice entre otras muchas cosas, que El Espinar tiene 3 plazas llamadas de la Constitución en la que está la casa del Ayuntamiento, de la Corredera en donde se corren los novillos en las fiestas y la del Altozano. Le faltó a don Pascual la plaza del Arenal, antaño llamada de Laguna, también conocida antiguamente por plaza del “lavadero público”, por el lavadero cubierto que albergaba, y por la que el Conde de Alcolea pleiteó durante siete años con el Concejo.
Pocos años después, en 1862 el Ayuntamiento llevó a cabo el empedrado urbano siguiente: “plaza de la Constitución, calle Real, calle de la Fuente del Sol, calle de la Cadena, calle de la Iglesia y calle del Olmo. Se aceraron la plaza de la Constitución, la calle Real y la calle de la Fuente. Se construyo el alcantarillado de la plaza de La Corredera y parte de la calle Cantarranas, hasta la esquina del cementerio de la iglesia”.
(Mira el artículo de Sinesio Delgado en 1898)
En 1896 siendo alcalde Domingo Rodríguez de Arce Mateos, la plaza de La Corredera es pavimentada, plantándose arboles de castaños de indias y tilos en doble fila, se colocaron bancos de piedra y en el centro de la plaza se colocó una gran farola de hierro con pedestal de piedra que tenía 3 brazos y 4 luces, derribándose los paredones perimetrales existentes de la antigua plaza taurina. Esto implicó suprimir el Teo que se colocaba en dicha plaza durante los cinco días de fiesta del Cristo del Caloco por el peligro que conllevaba al desprender grandes chispas sobre los tejados de las casas colindantes.
Este Teo consistía en un pino seco de 4 o 5 m de alto, bastante grueso y teoso y con diferentes taladros donde se colocaban las teas que se encendían por las noches para servir de alumbrado alrededor del cual se organizaban los bailes.
Esta pavimentación también supuso el dejar de usar La Corredera como coso taurino, dando lugar al arriendo, por parte del Ayuntamiento de la plaza de toros del Cabezuelo, propiedad de la familia Geromini, para los festejos de San Roque y el Cristo del Caloco.
Ya en el siglo XX, en 1915 se creó el parque municipal del Cabezuelo, en el que se plantaron más de 800 árboles de diferentes especies por cerca de 600 niños del pueblo, dicho acto se declaró como la fiesta del árbol. Se pago 2 pesetas a cada jornalero que participo en la masiva plantación. Entre los diversos actos que se realizaron hubo un baile amenizado por tamboril y dulzaina en la plaza de La Corredera que duro hasta las 8 de la tarde.
En 1954 La Corredera volvió a experimentar otro cambio con la construcción del nuevo quiosco de música en sustitución del viejo quiosco, muy similar al que algunos recordamos en la ermita del Stmo. Cristo del Caloco. Trasladándose la gran farola de hierro con pedestal de piedra con 3 brazos y 4 luces a su localización actualidad en la fuente de la plaza del Altozano.
Ya en la década de los setenta se cambió la antigua pavimentación por un enlosado de granito que aún podemos contemplar, y entre 2008 y 2010 el cambio de pavimentación de las calles más céntricas llevó consigo la eliminación de los escalones que resaltaban la plaza para nivelarla con las calles adyacentes.
Como vemos a lo largo de estos más de seiscientos años La Corredera ha sido el centro cívico social de esta villa. Sus vetustos y altos paredones fueron centro de encuentros de alancear toros y otros muchos juegos, pasando por coso taurino, meta de encierros para la lidia, pista de bailes tradicionales y para las ansiosas a la luz de las teas, y hoy, exenta de sus muros, es sede de todo tipo de eventos, todo tipo de bailes, festejos, celebraciones y ¿cómo no?, albergue de terrazas en este tiempo de pandemia.
El tiempo ha ido pasando y La Corredera se ha ido adaptando a cada momento que le ha tocado vivir, pero no se resiste a recordarnos que de su larga vida aún quedan restos que denotan su antigüedad. Así en el lateral occidental de la plaza, lindando con el Hogar del Pensionista, en la que antaño fuera la casa de Leoncio Rodríguez de Arce y Tomasa Yagüe, en su fachada de mampostería se pueden apreciar las piezas de una portada cegada pero que conserva en su muro los modillones sobre jambas y un cargadero con arcos conopiales pertenecientes a alguna construcción anterior. Todos ellos testigos silenciosos del bullir de peques y mayores a lo largo del tiempo.
De El Espinar Información
"La Plaza de la Corredera ha sido, a lo largo de los años, el lugar de reunión de niños y mayores y el mejor ejemplo de plaza de pueblo. Sus castaños de indias, plantados hacia finales del siglo XIX, son todos los días testigos del trasiego matutino de los que hacen la compra diaria monedero en mano, de los juegos y algarabía de los niños y de las charlas sin prisa de lo humano y lo divino. Es una plaza grande, rectangular y rodeada de castaños y bancos de piedra. Su centro lo ocupa un quiosco de música diseñado por Santiago Jalvo Ruiz en 1954. Este quiosco templete es octogonal, con ocho columnas de hierro y cubierta de pizarra. En ella también se encuentra la escultura que el pueblo de El Espinar dedicó en 1990 a su banda de música que tantos buenos ratos nos ha ofrecido desde este quiosco." Más: https://ift.tt/307eKTc
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