Era el año 1887 cuando la Corporación presidida por su Alcalde D. Felipe González Martín y teniendo como Secretario a D. Daniel Ortega, decidieron la elaboración de unas Ordenanzas Municipales llamadas de Policía Urbana y Rural para la Villa de El Espinar, cuya finalidad era hacer que este lugar fuera más seguro, controlado y cívico. El Gobierno Civil de la Provincia de Segovia aprobaba estas Ordenanzas Municipales el 19 de Marzo de 1887.
Precisamente fue en este documento, donde se regulaban los derechos y obligaciones de nuestros serenos, así como la indumentaria que tenían que llevar para hacer su trabajo. Lo que no quiere decir que su existencia surja en este año, pues en el año 1883 aparecen documentos que nos revelan que en nuestro municipio ya había serenos. Concretamente en el año 1887, dentro de la plantilla de personal se contaban con tres.
La vigilancia nocturna y la del alumbrado eran dos funciones primordiales en su trabajo. Ataviados con un chuzo o lanza, una pistola, un pito y un farol encendido iban haciendo su trabajo calle por calle. Faroles que tenían que tener bien conservados y limpios.
Recibían las órdenes del Jefe de la Policía Urbana, que marcaba sus jornadas de trabajo desde las diez de la noche en Invierno y desde las once en el verano hasta el amanecer. Anunciaban todos los días en voz alta la hora y el tiempo que hacía, parándose en las esquinas de las calles; trataban de impedir ruidos y sorpresas, atropellos por las calles, ataques a las personas y casas y recorrían de tiempo en tiempo las calles de su demarcación. Estas horas de trabajo se verían modificadas en los diferentes años de existencia de este servicio, pero concretamente en la Ordenanza del año 1912 se precisaba que su trabajo por la noche sería desde las once hasta las seis de la mañana en invierno, mientras que en verano trabajarían de once de la noche hasta las cinco de la mañana.
En el caso de incendio, daban la voz de <fuego> y pasaban inmediatamente el aviso a la Parroquia y al Sr. Alcalde.
Cuando un vecino reclamaba auxilio de los serenos para llamar a facultativos, buscar medicamentos y pedir los Sacramentos (la comunión), ellos tenían que prestarlo inmediatamente, procurando no salir del municipio, lo cual sólo se permitía si era de estricta necesidad.
Los serenos se encargaban de hacer cerrar las tiendas y puertas de las casas a las horas designadas, de evitar la circulación por las calles de embriagados, mendigos, niños, etc., de que se evitara encender hogueras, se lavaran ropas y animales y se echaran inmundicias en los pilones de los caños públicos.
Por otro lado, cualquier falta de desobediencia e insulto a los serenos era castigada con arreglo a la Ley.
Los servicios de los serenos podían ser reclamados por el Señor Alcalde, tanto de día como de noche.
Poco a poco se fueron adaptando a las nuevas necesidades que surgían en el municipio y su presencia se convirtió en algo necesario en el día a día de la población.
En el año 1987 la figura del sereno dejó de existir como tal, siendo realizadas sus funciones por la propia Policía Municipal.
María Yolanda González Gómez.
Jefe del Archivo del Ayuntamiento de El Espinar.
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