Uno de los tres núcleos de población de que se compone el término municipal de El Espinar, es el Barrio de la Estación férrea; llamándose así porque dentro de su casco de población se halla emplazada la estación del ferrocarril de Villalba a Medina por Segovia, aunque la realidad nos dice que en el momento actual su primordial concepción es el de una bellísima colonia veraniega en la que existen ya preciosos chalets y es preferida por el madrileño para descanso en las épocas de estío, debido tanto a la facilidad de comunicaciones por su proximidad a la línea ferroviaria como a la belleza de su campo, limpieza de su ambiente, benignidad de su clima, pureza de sus aguas y amplísimo horizonte, que hacen de este lugar un verdadero remanso de paz y descanso.
Contribuye al incremento notorio que desde hace algunos años viene adquiriendo esta colonia, que si antes, y aún hace pocos años, sólo existían unas casas y hoy excede de los quinientos habitantes, que se duplican en la temporada veraniega, la proximidad también a los magníficos pinares y campos adehesados que la circundan y, sobre todo, por ser el acceso principal al pinar de La Garganta, excepcional parque natural de belleza incomparable, surcado por doquier de arroyos de agua cristalina y pura, y por si todo ello fuera poco, justifica por si solo el rio Moros, que nace en el referido pinar y, después de recorrer la parte más bonita por el valle o garganta del mismo, pasa por la misma colonia y es frecuentadísimo, tanto por pescadores de la abundante trucha que cría el río como de los turistas amantes del deporte del alpinismo, por su obligado acceso a las lomas de La Mujer Muerta, El Montón de Trigo, La Peñota y otros montes desde los cuales se divisa un panorama maravilloso, donde se recrea el espíritu concentrando el alma del excursionista, que se halla más cerca de Dios desde las alturas.
Esta colonia veraniega tiene su origen en época reciente, ya que a principios del siglo actual se inició con la construcción de una fábrica destinada a la industria de aserrar madera y al amparo de la misma y del transporte de los productos forestales fueron surgiendo viviendas, primero de obreros y, poco a poco, de veraneantes y turistas.
La Colonia de la Estación férrea tiene hoy una perspectiva brillante ante el crecimiento notorio del turismo originado por la electrificación del ferrocarril, que hace más próxima a la urbe madrileña, de la que es, sin duda alguna, uno los lugares preferidos.
J. HERNANDO
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