Autores: José Ceballos Aranda* & Juan Carlos Martín Muñoz**
mostrado a lo largo del siglo XX. De forma abreviada y como conclusión, se apuntan las principales directrices de la nueva revisión, basadas en los conocimientos obtenidos a lo largo de este periodo.
El monte debe su nombre a la configuración de sus laderas que, mayoritariamente pobladas por pino albar, alimentan al río Moros, que nace en el interior de La
Garganta y es afluente del Eresma. Los terrenos sobre los que se asienta son de naturaleza
silícea, gneises y granitos, con suelos húmedos silíceos. El clima corresponde al tipo VIII(VI) (ALLUÉ, 1990), oroborealoide subnemoral. La fauna presente es abundante y variada, destacando la presencia estable de especies singulares como el buitre negro. El monte se encuentra incluido en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de El Espinar.
El monte "Dehesa de la Garganta", nº 144
del Catálogo de Montes de Utilidad Pública
de la provincia de Segovia, pertenece al M.I.
Ayuntamiento de El Espinar, en cuyo término
municipal se ubica, y tiene una superficie
aproximada de 3 .000 ha.
Se sitúa en la vertiente norte de la Sierra de
Guadarrama constituyendo, junto con el
vecino monte de Valsaín y el Pinar de
Navafría, las principales masas forestales
naturales de Pinus sylvestris de la provincia
de Segovia.
2. MEMORIA DE RECONOCIMIENTO
Desde la compra en 1381 de la hasta entonces
finca particular "Garganta de Ruy
Vázquez" por parte del municipio de El
Espinar, hasta el momento actual, el monte
ha formado parte de la historia viva del municipio,
estando ligado a la mayoría de los
acontecimientos reseñables de los últimos
siglos (SÁIZ, 1996); sirva como ejemplo
recordar que en el año 1626 sirvió de hipote-
ca para la consecución del privilegio de Villa
para El Espinar, comprando su separación de
la Ciudad de Segovia a Felipe IV
Sin embargo, la historia de la Ordenación
de este monte comienza en 1859, cuando se
crea e instala en el mismo la Escuela de
Prácticas de los alumnos de la Escuela
Especial de Ingenieros de Montes de
Villaviciosa de Odón, conocida como
Escuela de Prácticas de El Espinar, cuyo primer
director fue José Jordana. Entre los objetivos
iniciales de dicha Escuela figuraba el
realizar un primer proyecto de ordenación
que sirviera de modelo para sucesivos proyectos
a elaborar en otros montes. Este trabajo,
según indicaban las Instrucciones de
Ordenación Provisional de los Montes
Públicos de 1857, debía constar de memoria,
inventario y ordenación propiamente dicha,
siendo sus principales características las
siguientes (GARCÍA & SÁIZ, 1997):
- La memoria de reconocimiento, redactada
por José Jordana en 1862, contiene un
pormenorizado estudio descriptivo del
monte, analizando exhaustivamente
aspectos relativos a la forma de realizar los
aprovechamientos y a las costumbres de
los vecinos de El Espinar en relación con
el monte (carboneo, gabarrería, etc.).
Constituye un documento clave tanto para
la historia forestal española como para el
conocimiento del monte desde una perspectiva
histórica.
- El inventario, incluido en el manuscrito
original de Jordana, fue realizado por
Romero y Villacampa, y puede ser considerado
con toda justicia como el primer
inventario forestal científico de la historia
española; se llevó a cabo por el método de
superficies de prueba, seleccionándose
16 parcelas de 1 ha, representativas de los
distintos tipos de masa, sobre las que se
midieron los diámetros y alturas de todos
sus pies. Mediante el apeo y cubicación de
un reducido número de árboles, se calcularon
las existencias y crecimientos de las
parcelas y, por extensión, del conjunto del
monte. Estos mismos ingenieros elaboraron
el primer plano de rodales del monte,
esbozando una primera división dasocrática
que, por su coherencia, sencillez y estabilidad
fue básica para la posterior ordenación
definitiva del monte.
- La fase de ordenación propiamente dicha
no llegó a completarse, aunque sí se realizó
una "Propuesta del Método de
Ordenación", indicándose la idoneidad del
empleo de un método de ordenación por
superficies, combinación de los métodos
de distribución en volúmenes de Hartig
(estricta igualación de rentas) y el de distribución
de cabidas de Cotta ( corta a
hecho de superficies y posterior repoblación
artificial). Se trataba por tanto de ir
regularizando progresivamente un monte
que, mediante las cortas discontinuas que
se venían realizando (apeo de los mejores
pies, en las zonas más próximas al pueblo
y con saca más cómoda), había sido conducido
artificialmente hacia una cierta
irregularidad. Se aportaron interesantes
ideas sobre el turno de transformación,
previendo una duración de 100 años,
menor del considerado óptimo para este
monte, pero con el objetivo de regularizar
cuanto antes la masa. Se propuso un periodo
de regeneración de 20 años.
3. PROYECTO DE ORDENACIÓN Y
El Proyecto de Ordenación del monte fue
redactado por Marcelo Negre en 1896. A lo
largo del siglo XX se han venido redactando
con relativa puntualidad las correspondientes
revisiones decenales, estando actualmente en
proceso de redacción la 10ª Revisión del
Proyecto de Ordenación.
La evolución de las principales características
dasocráticas a lo largo del periodo 1862-
2000 se muestra en la tabla 1 ( CEBALLOS &
MARTÍN, 2000), en la que se exponen además
algunas de las características principales de
los estudios de ordenación realizados. Del
análisis de los valores en ella expresados y
teniendo en cuenta la falta de datos en algunos
proyectos, se desprende que: el número
de pies no métricos (tomando como referencia
la 3ª Revisión) se ha multiplicado por 5,5.
Comparando con la 2ª Revisión, el número
de pies métricos se ha incrementado en
mucho menor grado (x 1,2); las existencias
totales del monte se han multiplicado por 1,5;
y por último, la posibilidad anual apenas ha
variado desde los 6.200 m3/año hasta los
6.500 m3/año que se proponen en la 10ª
Revisión.
Aunque es evidente que el monte se
encuentra en mucho mejor estado que el que
tenía en el momento de su Ordenación, no es
menos cierto que la evolución de sus parámetros
dasocráticos no ha sido tan espectacular
como en otros montes de la Sierra de
Guadarrama, en los que la gestión forestal se
ha llevado con una línea más continuista y sin
tantas perturbaciones externas (MARTÍN,
1998).
4. EVOLUCIÓN DEL MONTE (1862-
4.1. Evolución de las cortas
Con un acertado criterio reconstructivo, las
superficies más degradadas fueron adscritas
desde un principio a los tramos I, aquéllos en
los que deberían comenzar las cortas de regeneración.
Al ligero retraso con que se iniciaron
éstas se fueron acumulando pequeñas
demoras posteriores, que con el paso del
tiempo llegaron a ser bastante acusadas. Así,
en 1958 (6ª Revisión) se indica que en los tramos
I y II, que deberían estar cortados y regenerados
20 años antes, todavía quedaba una
considerable proporción de pies de la masa
inicial.
Es un hecho el que las cortas en el monte
"Dehesa de la Garganta" han sido en ocasiones
erráticas y poco disciplinadas. Por ejemplo,
en la 4ª Revisión (1942) se modifica al
alza la posibilidad calculada justificándose la
realización de una corta general de mejora en
todo el monte por razones de índole
"nacional y patriótica". En otro momento,
durante el decenio 1968-77, se dejaron de
cortar más de 16.000 m3 de los tramos en
regeneración, volumen que fue apeado en
concepto de mejoras en otros tramos, en lo
que parece fueron entresacas diamétricas de
pies gruesos.
No obstante, los métodos de cortas de regeneración
aplicados al monte han mejorado
mucho la situación del mismo. Sirva como
ejemplo lo que el antiguo Conservador de
Montes y Plantíos, al autorizar las cortas en
el término de El Espinar, indicaba en una de
las condiciones del aprovechamiento: "Se
han de dejar para pinos padres los chamosos
y los torcidos y en su defecto, uno sano cada
15 pasos". Semejantes métodos antiselvícolas
y degenerativos de las masas fueron claramente
superados con la puesta en práctica
del Proyecto de Ordenación del monte. En
general han predominado las cortas por aclareo
sucesivo, aunque también se han propuesto
la entresaca regularizada (1 ª
Revisión), corta a hecho por fajas (7ª y 9ª) y
entresaca por bosquetes (9ª Revisión).
Respecto a los resultados obtenidos con los
distintos métodos de corta, debe reconocerse
que con la corta a hecho por fajas en máxima
pendiente se ha conseguido una buena regeneración
natural, aunque es indudable que el
uso múltiple del monte que la sociedad
demanda actualmente resulta mejor atendido
con el aclareo sucesivo uniforme, que adecuadamente
realizado permite la implantación
del regenerado a la vez que se apean los
árboles padre progresivamente.
La serrería municipal establecida en El
Espinar, que desde 1982 funciona bajo la
tutela del Ayuntamiento, supone un factor de
distorsión para la marcha ordenada del
monte. Su capacidad de transformación
(15.000 m3 de madera al año) es muy superior
a la posibilidad anual calculada para los
montes propiedad del Ayuntamiento, lo cual
origina frecuentes tensiones en demanda de
materia prima. A este respecto, es indudable
que debe prevalecer siempre el criterio selvícola
sobre el meramente productivista o
social, de manera que sea el monte quien
marque la pauta de su aprovechamiento, y no
al contrario. Como contrapunto, la serrería ha
constituido un importante eje de acción en la
retirada ágil de los árboles derribados por el
temporal que afectó a la Sierra de
Guadarrama en 1996, al facilitar su condición
de empresa municipal los trámites administrativos
necesarios de subasta, adjudicación,
etc.
4.2. Regeneración
La experiencia de gestión en este monte
muestra que la principal consecuencia de un
sistema de cortas que no respeta los postulados
selvícolas lógicos es la no consecución
de la necesaria regeneración. Uno de los
objetivos de la Ordenación de Montes, persistencia,
mejora y estabilidad de las masas
forestales, deja de cumplirse si lo que se
busca es maximizar los rendimientos sin dar
solución a la problemática intrínseca (vecería,
sequía, ... ) y extrínseca (excesiva o defectiva
puesta en luz, daños por pastoreo, ... ) de
la regeneración natural.
Si a pesar de no conseguir la renovación
natural de la masa se insiste en la realización
de las cortas con el único propósito de obtener
una determinada cantidad de madera al
año (tomando la posibilidad como objetivo
de la Ordenación, y no como instrumento de
la regeneración y mejora del monte) lo que se
consigue es desequilibrar irracionalmente la
masa. Esto puede producir una falsa apariencia
de irregularidad en el monte, en todo caso
inducida por el hombre sin tener en cuenta las
pautas naturales. En la 7ª Revisión del
Proyecto de Ordenación (1968) se reconoce
que los tramos 11, que deberían llevar regenerados
30 años, están rasos en el 50 % de su
superficie, habiéndose realizado en ellos las
cortas finales (y no existir, por tanto, árboles
padre productores de semilla). En otros estudios
se insiste en la gran cantidad de superficie
abierta a la regeneración, síntoma claro de
la elevada presión productivista ejercida
sobre el monte.
La Dehesa de la Garganta tuvo multitud de
problemas para lograr la regeneración natural
en los plazos marcados en el Proyecto y primeras
Revisiones de la Ordenación. La consecución
de los tramos I y II se logró gracias
a una ingente labor de plantaciones y ayudas
a la regeneración, que entre 191 7 y 1977
afectaron a casi 1.900 ha en todo el monte,
incluyendo reposiciones de marras, al margen
de las cuales se realizaron además siembras
en más de 650 ha.
En las distintas Revisiones se reconoce, en
general, el escaso éxito de estas tareas, junto
«3ª Reunión Ordenación de Montes»
con el enorme coste de su realización. En
1968 se analizan las causas del retraso de la
regeneración del monte concluyendo que
son, por un lado la capa de mantillo de 1 O a
30 cm. de espesor que se empradiza, y por
otro la sequía estival, los motivos que impiden
la germinación de la semilla, o que provocan
su pronta mortalidad. Se propone laborear
el suelo para retirar el mantillo, airear el
suelo mineral, y realizar un pequeño subsolado
que facilite la retención del agua. Estas
tareas comenzaron a realizarse, con indudable
éxito, a partir de la adquisición, a cargo
del Fondo de Mejoras del monte, de un
pequeño bulldozer de cadenas. Esta forma de
proceder, con ligeras variaciones, sigue aplicándose
hoy en día al objeto de conseguir la
regeneración natural, con muy buenos resultados.
Otros enemigos irreconciliables de la regeneración,
como son el sobrepastoreo y el
escaso respeto a los acotados, han estado presentes
a lo largo de la Ordenación del monte,
circunstancia que será analizada posteriormente.
4.3. Agentes destructores
4.3.1. Incendios
El fuego parece haber sido un elemento
destructor del monte desde siempre. Ya José
Jordana en 1862 lo cita como uno de los principales
factores de la decadencia de las masas
forestales, apuntando a la "codicia de los
ganaderos, el egoísmo de los vecindarios, el
abandono de los pastores y la criminal intención
de los malvados". En la 3ª Revisión
(1928) los incendios eran considerados habituales,
afectando el mayor de esa época a 100
ha en 1926, con irnos 3 .500 pinos quemados.
Con el tiempo los incendios han tenido un
origen cada vez menos intencionado, siendo
sustituidas las causas por tormentas y negligencias
varias. La incidencia, afortunadamente,
ha bajado también, a lo que no es
ajena la labor de vigilancia efectuada en las
épocas de peligro: en lasa Revisión (1951) se
cita la presencia de 4 vigilantes en las partes
altas del monte durante 120 días.
4.3.2. Temporales de viento y nieve
También citados en los sucesivos documentos,
han sido otro agente que ha causado
grandes daños al monte. Aunque en este
caso los 18.500 pies que según Jordana
(1862) fueron derribados entre 1 791 y
1861, o los 1.150 pinos tronchados en el
invierno de 1916-1 7 quedan totalmente desbordados
por las cifras del último temporal
ocurrido en enero de 1996. A raíz del
mismo se han cortado 56.000 m3 de madera
(la posibilidad de más de 6 años), con
más de 160.000 pies derribados y tronchados.
El análisis de los daños producidos por
este temporal en la Sierra de Guadarrama,
corroborado por los estudios científicos del
INIA (MONTERO et at, 1997), indica que las
masas más espesas, con una menor intensidad
de tratamientos selvícolas de clareos y
claras, resultaron sustancialmente más
afectadas que aquéllas donde se habían
aplicado intervenciones selvícolas continuadas
en el tiempo. Parece evidente la
menor resistencia del árbol que ha crecido
en fuerte espesura con gran desarrollo de su
parte aérea en busca de la luz, sin equilibrio
con su sistema radical, y el efecto pantalla
frente al viento de los pinos y su carga de
nieve.
4.3.3. Insectos
No existen datos que pongan de manifiesto
una notable incidencia de las plagas
en el monte. Los últimos años ha sido habitual
la presencia de algunos daños de poca
importancia causados por Ips acuminatus y
Tomicus sp. Conviene mencionar por novedosa
la aparatosa defoliación ( 400 ha con
daños graves) causada por Diprion pini en
el verano de 1998, consecuencia de la
explosión demográfica de este dipriónido
que, si bien era conocido en la zona, siempre
se había mantenido en unos niveles
poblacionales bajos. El seguimiento de la
plaga efectuado durante 1999 parece mostrar
un exponencial crecimiento de los parásitos
naturales de este insecto, y una notable
recuperación del arbolado afectado.
4.4. Aprovechamiento de pastos
Las cargas, periodos de pastoreo y superficies
acotadas han variado sustancialmente a
lo largo de la historia ordenada del monte,
oscilando el número de cabezas de vacuno
que pueden pastar en él entre las 230 vacas de
la 7ª Revisión y las 416 de la 9ª. En la actualidad
pastan de forma legal en el monte 380
cabezas de vacuno, entre el 1 de mayo y el 31
de octubre.
En el pasado el monte debió sufrir mucho
más la presencia del ganado. Rodríguez De
Arce ( 1916) cita la presencia en El Espinar a
principios del siglo XX de 3.000 vacas, 8.000
ovejas, 2.000 cabras, 500 cabezas de ganado
caballar, 300 asnos y 600 cerdos.
En la actualidad la ganadería sigue constituyendo
uno de los pilares económicos del
municipio. El ganado ocasiona daños en los
terrenos en regeneración no cercados y en
otros que, aún estándolo, son ilegalmente
abiertos para permitir su entrada. El respeto
de las superficies acotadas sigue constituyendo
uno de los principales problemas de cara a
la regeneración de las superficies en destino.
4.5. Aprovechamiento de leñas
Las leñas siguen manteniendo el carácter
de aprovechamiento vecinal del que disfrutan
desde hace siglos. Sin embargo, su importancia
ha decrecido enormemente, pasando de la
cultura de la gabarrería y la venta continuada
de leña para la Fábrica de Cristal de La
Granja, y para Madrid, a la situación actual
con una decreciente recogida vecinal de los
residuos de corta. Esto ha motivado el que en
algunos rodales se realice su eliminación con
cargo al Fondo de Mejoras.
la 10ª Revisión del Proyecto de Ordenación
del monte que, sobre la base de un estudio
detallado de los logros y fracasos de anteriores
Revisiones, propone entre sus principales
actuaciones las siguientes:
Desde el punto de vista de su división dasocrática,
se vuelve a la antigua división en dos
secciones, por estimarse importantes diferencias
entre las superficies ubicadas al norte y
sur del río Moros. Se diferencian tres cuarteles
por sección, según franjas altitudinales,
teniendo el superior de cada sección una función
protectora.
Se adopta el método de ordenación del
tramo móvil, por ser el que mejor se adapta a
las actuales condiciones de la masa forestal.
Las cortas de regeneración se proponen por
aclareo sucesivo uniforme.
La edad de madurez se amplía hasta los
120 años, haciéndola coincidir con el turno
de la mayoría de las masas naturales ordenadas
de pino silvestre de la .. Sierra de
Guadarrama. Con esta prolongación, perfectamente
compatible con el tumo físico de
esta especie, se pretende un mayor desarrollo
de los pies; de modo que se mejoren las
características tecnológicas de la madera y,
por tanto, su valor de mercado.
La ubicación del monte dentro de la ZEPA
de El Espinar, así como la presencia regular u
ocasional de especies amenazadas o en peligro
de extinción imponen limitaciones a los
aprovechamientos forestales, tanto en la
época de realización como en la forma en que
deben ser llevados a cabo; entre otras medidas,
se evitará la corta y extracción de productos
entre el 1 de enero y el 30 de septiembre
en las proximidades de los nidos ocupados
en años anteriores, y se dejarán sin cortar
los pinos cercanos que, secos o no, sirven a
los buitres de posadero.
Se propone una disminución considerable
de la posibilidad (alrededor de un 25%),
motivada en parte por el alargamiento del
turno y fundamentada en la necesidad de
capitalizar el monte aumentando el volumen
medio de cada pie.
Se considera imprescindible lograr que las
cortas se realicen exclusivamente en los rodales
fijados en la Revisión, de modo que se
terminen de regenerar las superficies con
cortas iniciadas, y se limite la dispersión de
las mismas.
En el aprovechamiento ganadero los
esfuerzos deben centrarse en el total respeto
de las superficies en regeneración, por encima
incluso de cargas y épocas de disfrute.
Proyecto de Ordenación del monte n º 144
"Dehesa de La Garganta", El Espinar.
Distrito Forestal de Segovia. Documento inédito.
ALLUÉ-ANDRADE, J.L.; 1990. Atlas
Fitoclimático de España. Taxonomías.
Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación. INIA. Madrid.
BEZARES, E.; 1958. Sexta Revisión del
Proyecto de Ordenación del monte n º 144,
"Dehesa de La Garganta", El Espinar.
Distrito Forestal de Segovia. Documento inédito.
CEBALLOS ARANDA, J. & MARTÍN MÑOZ, J.C.;
2000. La Garganta de El Espinar. Pasado,
presente y futuro de su gestión forestal.
Coloquio internacional El Bosque
Mediterráneo: ¿Qué herencia y qué porvenir?
Casa Velázquez. ENS Fontenay - SaintCloud.
Consejería de Medio Ambiente de la
Junta de Castilla y León. Madrid.
GARCÍA LóPEZ, J.M. & SAIZ GARRIDO, J.A.;
1997. Memoria de La Garganta de El
Espinar, José Jordana (1862). Un
Documento para la historia de la
Ordenación de Montes en España. Junta de
Castilla y León y otros. Madrid. 255 p.
GARCÍA, V.; 1983. Octava Revisión del
Proyecto de Ordenación del monte nº 144,
"Dehesa de La Garganta", El Espinar.
Servicio de Agricultura, Ganadería y Montes
de Segovia. Documento inédito. Segovia.
GARRIDO, A; 1940. Cuarta Revisión del
Proyecto de Ordenación del monte nº 144,
"Dehesa de La Garganta", El Espinar.
Distrito Forestal de Segovia. Documento inédito.
JORDANA, J.; 1862. Memoria de reconocimiento
del monte "Dehesa de la Garganta "
de los propios de El Espinar. Manuscrito. El
Espinar.
MARTÍN MUÑOZ, J.C.; 1998. Pinar de
Nava/ría: El hoy y el mañana de un monte
emblemático. Centenario de la Ordenación
del monte "Pinar de Navafría". Comunidad
de Villa y Tierra de Pedraza. Junta de Castilla
y León. Asociación y Colegio de Ingenieros
de Montes. Segovia.
MONTERO, G.; DEL Río, M. & 0RTEGa, C.;
1997. Efectos de la selvicultura en la reducción
de los daños por la nieve en masas de
Pinus sylvestris L. del Sistema Central.
Montes, nº 47. Madrid.
RODRÍGUEZ DE ARCE, D. 1916; Historia de la
118
Muy Ilustre Villa de El Espinar. Imprenta de
El Adelantado de Segovia. 330 pp. Segovia.
SÁEZ, A. & PRIETO, A.; 1991. Proyecto de
Ordenación del monte "Dehesa de La
Garganta", El Espinar. E.T.S. Ingenieros de
Montes de Madrid - Servicio Territorial de
Medio Ambiente y Ordenación del Territorio
de Segovia. Documento inédito.
SAIZ GARRIDO, J.A.; 1996. Los gabarreros de
El Espinar. 233 pp. Madrid.
YRAOLA, J.M.; 1951. Quinta Revisión del
Proyecto de Ordenación del monte n ° 144,
"Dehesa de La Garganta", El Espinar.
Distrito Forestal de Segovia. Documento inédito
Autores: José Ceballos Aranda* & Juan Carlos Martín Muñoz**
* Transformación Agraria, S.A .. C/ Santa Catalina nº 3. 40003. SEGOVIA. e-mail: joseca@iies.es
** Junta de Castilla y León. Servicio Territorial de Medio Ambiente de Segovia. Plaza Reina Dª Juana nº 5. 40071 SEGOVIA. e-mail: Juan-Carlos.Martin@sg.jcyl.es FUENTE
Localización: Cuadernos de la Sociedad Española de Ciencias Forestales, ISSN 1575-2410, ISSN-e 2386-8368, Nº. 11, 2001 (Ejemplar dedicado a: Actas de la III Reunión del Grupo de Trabajo de Ordenación de Montes. Soria (2001)), págs. 111-118
RESUMEN
Se realiza un recorrido por la historia ordenada del monte desde 1862, año en que José Jordana redacta la Memoria de Reconocimiento de La Garganta. Se analiza el momento en que se aborda la ordenación, las primeras dificultades para su puesta en práctica, y el diferente grado de seguimientomostrado a lo largo del siglo XX. De forma abreviada y como conclusión, se apuntan las principales directrices de la nueva revisión, basadas en los conocimientos obtenidos a lo largo de este periodo.
El monte debe su nombre a la configuración de sus laderas que, mayoritariamente pobladas por pino albar, alimentan al río Moros, que nace en el interior de La
Garganta y es afluente del Eresma. Los terrenos sobre los que se asienta son de naturaleza
silícea, gneises y granitos, con suelos húmedos silíceos. El clima corresponde al tipo VIII(VI) (ALLUÉ, 1990), oroborealoide subnemoral. La fauna presente es abundante y variada, destacando la presencia estable de especies singulares como el buitre negro. El monte se encuentra incluido en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de El Espinar.
l. INTRODUCCIÓN
El monte "Dehesa de la Garganta", nº 144
del Catálogo de Montes de Utilidad Pública
de la provincia de Segovia, pertenece al M.I.
Ayuntamiento de El Espinar, en cuyo término
municipal se ubica, y tiene una superficie
aproximada de 3 .000 ha.
Se sitúa en la vertiente norte de la Sierra de
Guadarrama constituyendo, junto con el
vecino monte de Valsaín y el Pinar de
Navafría, las principales masas forestales
naturales de Pinus sylvestris de la provincia
de Segovia.
2. MEMORIA DE RECONOCIMIENTO
DEL MONTE DE LA GARGANTA
(JORDANA 1862)
Desde la compra en 1381 de la hasta entoncesfinca particular "Garganta de Ruy
Vázquez" por parte del municipio de El
Espinar, hasta el momento actual, el monte
ha formado parte de la historia viva del municipio,
estando ligado a la mayoría de los
acontecimientos reseñables de los últimos
siglos (SÁIZ, 1996); sirva como ejemplo
recordar que en el año 1626 sirvió de hipote-
ca para la consecución del privilegio de Villa
para El Espinar, comprando su separación de
la Ciudad de Segovia a Felipe IV
Sin embargo, la historia de la Ordenación
de este monte comienza en 1859, cuando se
crea e instala en el mismo la Escuela de
Prácticas de los alumnos de la Escuela
Especial de Ingenieros de Montes de
Villaviciosa de Odón, conocida como
Escuela de Prácticas de El Espinar, cuyo primer
director fue José Jordana. Entre los objetivos
iniciales de dicha Escuela figuraba el
realizar un primer proyecto de ordenación
que sirviera de modelo para sucesivos proyectos
a elaborar en otros montes. Este trabajo,
según indicaban las Instrucciones de
Ordenación Provisional de los Montes
Públicos de 1857, debía constar de memoria,
inventario y ordenación propiamente dicha,
siendo sus principales características las
siguientes (GARCÍA & SÁIZ, 1997):
- La memoria de reconocimiento, redactada
por José Jordana en 1862, contiene un
pormenorizado estudio descriptivo del
monte, analizando exhaustivamente
aspectos relativos a la forma de realizar los
aprovechamientos y a las costumbres de
los vecinos de El Espinar en relación con
el monte (carboneo, gabarrería, etc.).
Constituye un documento clave tanto para
la historia forestal española como para el
conocimiento del monte desde una perspectiva
histórica.
- El inventario, incluido en el manuscrito
original de Jordana, fue realizado por
Romero y Villacampa, y puede ser considerado
con toda justicia como el primer
inventario forestal científico de la historia
española; se llevó a cabo por el método de
superficies de prueba, seleccionándose
16 parcelas de 1 ha, representativas de los
distintos tipos de masa, sobre las que se
midieron los diámetros y alturas de todos
sus pies. Mediante el apeo y cubicación de
un reducido número de árboles, se calcularon
las existencias y crecimientos de las
parcelas y, por extensión, del conjunto del
monte. Estos mismos ingenieros elaboraron
el primer plano de rodales del monte,
esbozando una primera división dasocrática
que, por su coherencia, sencillez y estabilidad
fue básica para la posterior ordenación
definitiva del monte.
- La fase de ordenación propiamente dicha
no llegó a completarse, aunque sí se realizó
una "Propuesta del Método de
Ordenación", indicándose la idoneidad del
empleo de un método de ordenación por
superficies, combinación de los métodos
de distribución en volúmenes de Hartig
(estricta igualación de rentas) y el de distribución
de cabidas de Cotta ( corta a
hecho de superficies y posterior repoblación
artificial). Se trataba por tanto de ir
regularizando progresivamente un monte
que, mediante las cortas discontinuas que
se venían realizando (apeo de los mejores
pies, en las zonas más próximas al pueblo
y con saca más cómoda), había sido conducido
artificialmente hacia una cierta
irregularidad. Se aportaron interesantes
ideas sobre el turno de transformación,
previendo una duración de 100 años,
menor del considerado óptimo para este
monte, pero con el objetivo de regularizar
cuanto antes la masa. Se propuso un periodo
de regeneración de 20 años.
3. PROYECTO DE ORDENACIÓN Y
REVISIONES DEL MISMO
El Proyecto de Ordenación del monte fueredactado por Marcelo Negre en 1896. A lo
largo del siglo XX se han venido redactando
con relativa puntualidad las correspondientes
revisiones decenales, estando actualmente en
proceso de redacción la 10ª Revisión del
Proyecto de Ordenación.
La evolución de las principales características
dasocráticas a lo largo del periodo 1862-
2000 se muestra en la tabla 1 ( CEBALLOS &
MARTÍN, 2000), en la que se exponen además
algunas de las características principales de
los estudios de ordenación realizados. Del
análisis de los valores en ella expresados y
teniendo en cuenta la falta de datos en algunos
proyectos, se desprende que: el número
de pies no métricos (tomando como referencia
la 3ª Revisión) se ha multiplicado por 5,5.
Comparando con la 2ª Revisión, el número
de pies métricos se ha incrementado en
mucho menor grado (x 1,2); las existencias
totales del monte se han multiplicado por 1,5;
y por último, la posibilidad anual apenas ha
variado desde los 6.200 m3/año hasta los
6.500 m3/año que se proponen en la 10ª
Revisión.
Aunque es evidente que el monte se
encuentra en mucho mejor estado que el que
tenía en el momento de su Ordenación, no es
menos cierto que la evolución de sus parámetros
dasocráticos no ha sido tan espectacular
como en otros montes de la Sierra de
Guadarrama, en los que la gestión forestal se
ha llevado con una línea más continuista y sin
tantas perturbaciones externas (MARTÍN,
1998).
4. EVOLUCIÓN DEL MONTE (1862-
2000)
4.1. Evolución de las cortasCon un acertado criterio reconstructivo, las
superficies más degradadas fueron adscritas
desde un principio a los tramos I, aquéllos en
los que deberían comenzar las cortas de regeneración.
Al ligero retraso con que se iniciaron
éstas se fueron acumulando pequeñas
demoras posteriores, que con el paso del
tiempo llegaron a ser bastante acusadas. Así,
en 1958 (6ª Revisión) se indica que en los tramos
I y II, que deberían estar cortados y regenerados
20 años antes, todavía quedaba una
considerable proporción de pies de la masa
inicial.
Es un hecho el que las cortas en el monte
"Dehesa de la Garganta" han sido en ocasiones
erráticas y poco disciplinadas. Por ejemplo,
en la 4ª Revisión (1942) se modifica al
alza la posibilidad calculada justificándose la
realización de una corta general de mejora en
todo el monte por razones de índole
"nacional y patriótica". En otro momento,
durante el decenio 1968-77, se dejaron de
cortar más de 16.000 m3 de los tramos en
regeneración, volumen que fue apeado en
concepto de mejoras en otros tramos, en lo
que parece fueron entresacas diamétricas de
pies gruesos.
No obstante, los métodos de cortas de regeneración
aplicados al monte han mejorado
mucho la situación del mismo. Sirva como
ejemplo lo que el antiguo Conservador de
Montes y Plantíos, al autorizar las cortas en
el término de El Espinar, indicaba en una de
las condiciones del aprovechamiento: "Se
han de dejar para pinos padres los chamosos
y los torcidos y en su defecto, uno sano cada
15 pasos". Semejantes métodos antiselvícolas
y degenerativos de las masas fueron claramente
superados con la puesta en práctica
del Proyecto de Ordenación del monte. En
general han predominado las cortas por aclareo
sucesivo, aunque también se han propuesto
la entresaca regularizada (1 ª
Revisión), corta a hecho por fajas (7ª y 9ª) y
entresaca por bosquetes (9ª Revisión).
Respecto a los resultados obtenidos con los
distintos métodos de corta, debe reconocerse
que con la corta a hecho por fajas en máxima
pendiente se ha conseguido una buena regeneración
natural, aunque es indudable que el
uso múltiple del monte que la sociedad
demanda actualmente resulta mejor atendido
con el aclareo sucesivo uniforme, que adecuadamente
realizado permite la implantación
del regenerado a la vez que se apean los
árboles padre progresivamente.
La serrería municipal establecida en El
Espinar, que desde 1982 funciona bajo la
tutela del Ayuntamiento, supone un factor de
distorsión para la marcha ordenada del
monte. Su capacidad de transformación
(15.000 m3 de madera al año) es muy superior
a la posibilidad anual calculada para los
montes propiedad del Ayuntamiento, lo cual
origina frecuentes tensiones en demanda de
materia prima. A este respecto, es indudable
que debe prevalecer siempre el criterio selvícola
sobre el meramente productivista o
social, de manera que sea el monte quien
marque la pauta de su aprovechamiento, y no
al contrario. Como contrapunto, la serrería ha
constituido un importante eje de acción en la
retirada ágil de los árboles derribados por el
temporal que afectó a la Sierra de
Guadarrama en 1996, al facilitar su condición
de empresa municipal los trámites administrativos
necesarios de subasta, adjudicación,
etc.
4.2. Regeneración
La experiencia de gestión en este monte
muestra que la principal consecuencia de un
sistema de cortas que no respeta los postulados
selvícolas lógicos es la no consecución
de la necesaria regeneración. Uno de los
objetivos de la Ordenación de Montes, persistencia,
mejora y estabilidad de las masas
forestales, deja de cumplirse si lo que se
busca es maximizar los rendimientos sin dar
solución a la problemática intrínseca (vecería,
sequía, ... ) y extrínseca (excesiva o defectiva
puesta en luz, daños por pastoreo, ... ) de
la regeneración natural.
Si a pesar de no conseguir la renovación
natural de la masa se insiste en la realización
de las cortas con el único propósito de obtener
una determinada cantidad de madera al
año (tomando la posibilidad como objetivo
de la Ordenación, y no como instrumento de
la regeneración y mejora del monte) lo que se
consigue es desequilibrar irracionalmente la
masa. Esto puede producir una falsa apariencia
de irregularidad en el monte, en todo caso
inducida por el hombre sin tener en cuenta las
pautas naturales. En la 7ª Revisión del
Proyecto de Ordenación (1968) se reconoce
que los tramos 11, que deberían llevar regenerados
30 años, están rasos en el 50 % de su
superficie, habiéndose realizado en ellos las
cortas finales (y no existir, por tanto, árboles
padre productores de semilla). En otros estudios
se insiste en la gran cantidad de superficie
abierta a la regeneración, síntoma claro de
la elevada presión productivista ejercida
sobre el monte.
La Dehesa de la Garganta tuvo multitud de
problemas para lograr la regeneración natural
en los plazos marcados en el Proyecto y primeras
Revisiones de la Ordenación. La consecución
de los tramos I y II se logró gracias
a una ingente labor de plantaciones y ayudas
a la regeneración, que entre 191 7 y 1977
afectaron a casi 1.900 ha en todo el monte,
incluyendo reposiciones de marras, al margen
de las cuales se realizaron además siembras
en más de 650 ha.
En las distintas Revisiones se reconoce, en
general, el escaso éxito de estas tareas, junto
«3ª Reunión Ordenación de Montes»
con el enorme coste de su realización. En
1968 se analizan las causas del retraso de la
regeneración del monte concluyendo que
son, por un lado la capa de mantillo de 1 O a
30 cm. de espesor que se empradiza, y por
otro la sequía estival, los motivos que impiden
la germinación de la semilla, o que provocan
su pronta mortalidad. Se propone laborear
el suelo para retirar el mantillo, airear el
suelo mineral, y realizar un pequeño subsolado
que facilite la retención del agua. Estas
tareas comenzaron a realizarse, con indudable
éxito, a partir de la adquisición, a cargo
del Fondo de Mejoras del monte, de un
pequeño bulldozer de cadenas. Esta forma de
proceder, con ligeras variaciones, sigue aplicándose
hoy en día al objeto de conseguir la
regeneración natural, con muy buenos resultados.
Otros enemigos irreconciliables de la regeneración,
como son el sobrepastoreo y el
escaso respeto a los acotados, han estado presentes
a lo largo de la Ordenación del monte,
circunstancia que será analizada posteriormente.
4.3. Agentes destructores
4.3.1. Incendios
El fuego parece haber sido un elemento
destructor del monte desde siempre. Ya José
Jordana en 1862 lo cita como uno de los principales
factores de la decadencia de las masas
forestales, apuntando a la "codicia de los
ganaderos, el egoísmo de los vecindarios, el
abandono de los pastores y la criminal intención
de los malvados". En la 3ª Revisión
(1928) los incendios eran considerados habituales,
afectando el mayor de esa época a 100
ha en 1926, con irnos 3 .500 pinos quemados.
Con el tiempo los incendios han tenido un
origen cada vez menos intencionado, siendo
sustituidas las causas por tormentas y negligencias
varias. La incidencia, afortunadamente,
ha bajado también, a lo que no es
ajena la labor de vigilancia efectuada en las
épocas de peligro: en lasa Revisión (1951) se
cita la presencia de 4 vigilantes en las partes
altas del monte durante 120 días.
4.3.2. Temporales de viento y nieve
También citados en los sucesivos documentos,
han sido otro agente que ha causado
grandes daños al monte. Aunque en este
caso los 18.500 pies que según Jordana
(1862) fueron derribados entre 1 791 y
1861, o los 1.150 pinos tronchados en el
invierno de 1916-1 7 quedan totalmente desbordados
por las cifras del último temporal
ocurrido en enero de 1996. A raíz del
mismo se han cortado 56.000 m3 de madera
(la posibilidad de más de 6 años), con
más de 160.000 pies derribados y tronchados.
El análisis de los daños producidos por
este temporal en la Sierra de Guadarrama,
corroborado por los estudios científicos del
INIA (MONTERO et at, 1997), indica que las
masas más espesas, con una menor intensidad
de tratamientos selvícolas de clareos y
claras, resultaron sustancialmente más
afectadas que aquéllas donde se habían
aplicado intervenciones selvícolas continuadas
en el tiempo. Parece evidente la
menor resistencia del árbol que ha crecido
en fuerte espesura con gran desarrollo de su
parte aérea en busca de la luz, sin equilibrio
con su sistema radical, y el efecto pantalla
frente al viento de los pinos y su carga de
nieve.
4.3.3. Insectos
No existen datos que pongan de manifiesto
una notable incidencia de las plagas
en el monte. Los últimos años ha sido habitual
la presencia de algunos daños de poca
importancia causados por Ips acuminatus y
Tomicus sp. Conviene mencionar por novedosa
la aparatosa defoliación ( 400 ha con
daños graves) causada por Diprion pini en
el verano de 1998, consecuencia de la
explosión demográfica de este dipriónido
que, si bien era conocido en la zona, siempre
se había mantenido en unos niveles
poblacionales bajos. El seguimiento de la
plaga efectuado durante 1999 parece mostrar
un exponencial crecimiento de los parásitos
naturales de este insecto, y una notable
recuperación del arbolado afectado.
4.4. Aprovechamiento de pastos
Las cargas, periodos de pastoreo y superficies
acotadas han variado sustancialmente a
lo largo de la historia ordenada del monte,
oscilando el número de cabezas de vacuno
que pueden pastar en él entre las 230 vacas de
la 7ª Revisión y las 416 de la 9ª. En la actualidad
pastan de forma legal en el monte 380
cabezas de vacuno, entre el 1 de mayo y el 31
de octubre.
En el pasado el monte debió sufrir mucho
más la presencia del ganado. Rodríguez De
Arce ( 1916) cita la presencia en El Espinar a
principios del siglo XX de 3.000 vacas, 8.000
ovejas, 2.000 cabras, 500 cabezas de ganado
caballar, 300 asnos y 600 cerdos.
En la actualidad la ganadería sigue constituyendo
uno de los pilares económicos del
municipio. El ganado ocasiona daños en los
terrenos en regeneración no cercados y en
otros que, aún estándolo, son ilegalmente
abiertos para permitir su entrada. El respeto
de las superficies acotadas sigue constituyendo
uno de los principales problemas de cara a
la regeneración de las superficies en destino.
4.5. Aprovechamiento de leñas
Las leñas siguen manteniendo el carácter
de aprovechamiento vecinal del que disfrutan
desde hace siglos. Sin embargo, su importancia
ha decrecido enormemente, pasando de la
cultura de la gabarrería y la venta continuada
de leña para la Fábrica de Cristal de La
Granja, y para Madrid, a la situación actual
con una decreciente recogida vecinal de los
residuos de corta. Esto ha motivado el que en
algunos rodales se realice su eliminación con
cargo al Fondo de Mejoras.
5. LA GESTIÓN FUTURA: 10ª REVISIÓN
Actualmente está en proceso de redacciónla 10ª Revisión del Proyecto de Ordenación
del monte que, sobre la base de un estudio
detallado de los logros y fracasos de anteriores
Revisiones, propone entre sus principales
actuaciones las siguientes:
Desde el punto de vista de su división dasocrática,
se vuelve a la antigua división en dos
secciones, por estimarse importantes diferencias
entre las superficies ubicadas al norte y
sur del río Moros. Se diferencian tres cuarteles
por sección, según franjas altitudinales,
teniendo el superior de cada sección una función
protectora.
Se adopta el método de ordenación del
tramo móvil, por ser el que mejor se adapta a
las actuales condiciones de la masa forestal.
Las cortas de regeneración se proponen por
aclareo sucesivo uniforme.
La edad de madurez se amplía hasta los
120 años, haciéndola coincidir con el turno
de la mayoría de las masas naturales ordenadas
de pino silvestre de la .. Sierra de
Guadarrama. Con esta prolongación, perfectamente
compatible con el tumo físico de
esta especie, se pretende un mayor desarrollo
de los pies; de modo que se mejoren las
características tecnológicas de la madera y,
por tanto, su valor de mercado.
La ubicación del monte dentro de la ZEPA
de El Espinar, así como la presencia regular u
ocasional de especies amenazadas o en peligro
de extinción imponen limitaciones a los
aprovechamientos forestales, tanto en la
época de realización como en la forma en que
deben ser llevados a cabo; entre otras medidas,
se evitará la corta y extracción de productos
entre el 1 de enero y el 30 de septiembre
en las proximidades de los nidos ocupados
en años anteriores, y se dejarán sin cortar
los pinos cercanos que, secos o no, sirven a
los buitres de posadero.
Se propone una disminución considerable
de la posibilidad (alrededor de un 25%),
motivada en parte por el alargamiento del
turno y fundamentada en la necesidad de
capitalizar el monte aumentando el volumen
medio de cada pie.
Se considera imprescindible lograr que las
cortas se realicen exclusivamente en los rodales
fijados en la Revisión, de modo que se
terminen de regenerar las superficies con
cortas iniciadas, y se limite la dispersión de
las mismas.
En el aprovechamiento ganadero los
esfuerzos deben centrarse en el total respeto
de las superficies en regeneración, por encima
incluso de cargas y épocas de disfrute.
6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Autores: José Ceballos Aranda* & Juan Carlos Martín Muñoz**
* Transformación Agraria, S.A .. C/ Santa Catalina nº 3. 40003. SEGOVIA. e-mail: joseca@iies.es
** Junta de Castilla y León. Servicio Territorial de Medio Ambiente de Segovia. Plaza Reina Dª Juana nº 5. 40071 SEGOVIA. e-mail: Juan-Carlos.Martin@sg.jcyl.es FUENTE
Localización: Cuadernos de la Sociedad Española de Ciencias Forestales, ISSN 1575-2410, ISSN-e 2386-8368, Nº. 11, 2001 (Ejemplar dedicado a: Actas de la III Reunión del Grupo de Trabajo de Ordenación de Montes. Soria (2001)), págs. 111-118