El Espinar: CUATRO AÑOS EN LA VIDA DE UN PUEBLO. 1846-1849

El Espinar: Una pincelada de nuestra historia

Por Yolanda González Gómez, Jefe del Archivo Municipal de El Espinar. (2003)


Resulta apasionante poder conocer la vida de esta villa en sus tiempos más remotos, recordar nuestra historia y no olvidarla, porque evidentemente es de nuestra propiedad.

Con ese ánimo de recuerdo a todos los que han formado y forman palie de nuestra historia y han contribuido a que nuestro presente sea más llevadero, con ese espíritu de agradecimiento, nuestro alcalde me encargó la búsqueda de algunos textos para su publicación en el programa de fiestas con el deseo de que sirvieran de homenaje especial para todos esos luchadores que fueron levan­tando poco a poco nuestro pueblo.

Pues bien, partiendo de esa idea, me he adentrado en la documentación del Archivo Municipal, concretamente en sus actas de Plenos, actas que nuestros antepasados nos dejaron como reflejo de su trabajo y tesón por convertir a nuestro entorno en un lugar digno de ser respetado y que­rido.

Superando la dificultad en algunos casos de la lectura de esos documentos de mediados del S.XIX, documentos en papel antiguo, escritos con la pluma y el famoso tintero, y a veces con excesiva prisa, me he sumergido en la historia de un pueblo donde sus habitantes y sus montes son los principales protagonistas.

Foto Archivo municipal
CUATRO AÑOS EN LA VIDA DE UN PUEBLO. 1846-1849
El Espinar amanecía día a día entre sus pinares, fincas municipales, su agua, sus calles, sus puestos públicos, sus fiestas, sus ganados, sus inclemencias del tiempo (las grandes nevadas y fuertes lluvias que tanto recordamos algunos por nuestros abuelos y otros porque lo han vivido),... En este escenario se sitúa la escena.

Durante estos cuatro años El Espinar estuvo mandado por el alcalde, D. Valentín Ordóñez, teniente alcalde, D. Santos Arévalo y regidores, D. Francisco Martín del Pozo, D. Gregario Núñez, D. Doroteo del Pozo, D. Luis Aceña, D. Ildefonso de Quirós y D. Santos Sebastián.

La Corporación se reunía en el Ayuntamiento para dar traslado de las comunicaciones que llegaban de Segovia procedentes del Jefe Político ele Segovia, (posteriormente denominado Gobernador), de las instancias de los vecinos, de los asuntos de interés planteados por los miembros de la Corporación, de las publicaciones en el Boletín, etc.

Pero los temas más tratados y con asiduidad eran los referidos a la vigilancia de sus mon­tes, la limpieza de sus calles y de sus regaderas, el orden público en los actos festivos y sobre todo el bienestar de sus vecinos.

La población eminentemente ganadera vivía principalmente de eso, de sus ganados, de sus montes y de los pequeños huertos que sem­braba para consumo familiar. Son múltiples los acuerdos plenarios en los que percatándose la Corporación de que había vecinos que no tenían tierra para sembrar se decidía dár­sela en distintos lugares. (Pleno 4-04-1846 con motivo del cierre de Navalvillar, se han quedado varios vecinos sin suerte de tierra, se acuerda darle otra parte de tierras en otro lugar."). Concretamente la importancia de tener un huerto para cultivar llegó a ser tal que llevó a la Corporación a consultar con jefaturas superiores sobre la orientación que bahía que dar a esa concesión de huertos. (Pleno 26 de octubre de 1846 " ... se acuerda que el alcalde y teniente Alcalde consultasen al Jefe Político la forma en que había de dar los huertos a los vecinos para mayor orientación del Ayuntamiento.")

Por otro lado, el monte era controlado exhaustivamente. (Pleno 19 de mayo de 1846 " ... por los excesos en los montes de la Garganta y Aguas Vertientes por vecinos y forasteros y en los montes de robles por excesos de los ganados se acuerda nombrar dos guardas para su custodia y otros dos para otros pinares"). Se trataba de evitar los cortes de pinos verdes o secos sin autorización, (Pleno 15 de octubre de 1846 " reconocimiento de los pajares para saber si hay en ellos pinos verdes, por tener conocimiento que se comete algún exceso de esta clase"). En último término se vigilaba palmo a palmo. (Pleno 18 de mayo de 1847) se acuerda reconocer los montes para su mayor prosperidad, nombrándose a una comisión".). Se cortaban pinos, pero todo de forma muy programada. Durante las inclemencias del tiempo de los inviernos, a los vecinos se les daba carros de leña de roble para atender sus hogares. Cuando había incendios como en La Garganta en 1846, las maderas de pinos cha­muscados por el fuego se subastaban pasando su producto a favor de propios. Los pinos tronchados y arrancados y los secos se aprovechaban para beneficio del pueblo. (Pleno del 19 de agosto de 1847).

Respecto a la ganadería vacuna, se acogía en las fincas municipales durante determinados tiempos, comprobándose periódicamente el número de reses de ganado que se tenía por parte del vecindario de cara al aprovechamiento de las fincas. (Pleno 28 de mayo de 1846 " ... se decide pasar a la Dehesa Chica para ver si hay excesos en la Cabaña de Ganados"). Fue en ese tiempo cuando se acordó proceder a la matrícula de ganados para remitirla a la Asociación General ele Ganaderos de Reino. (Pleno 22 de junio de 1846). Conviviendo con estos ganados estaba la ganadería lanar. 

Foto Archivo municipal
Periódicamente se le daba licencia al Marqués de Perales para esquilar la cabaña lanar y se amojonaba el terreno en que tenían que pastar. (Pleno 15 de mayo de 1847).

Atendiendo a otros aprovechamientos como pueden ser la caza y la pesca, diremos que, sobre la pesca, las directrices eran las de evitar que se pescara en tiempo de veda y sin licencia. (Pleno de 14 de Julio de 1846 " ... se acuerda que los Guardias Civiles acompañados de un individuo de justicia recorran los ríos y no permitan pescar a ninguna persona en tiempo de veda y fuera de esta con licencia).

Sobre la caza y acogiéndose a órdenes superiores, "se tenía prohibido cazar en los días de fortuna y azar". Pleno de 16 de enero de 1848.

El agua era otro de los temas interesantes en el pueblo. El lavadero público, que existía, donde la gente iba a lavar, tenía un control. El riego de las huertas y huertos ele los particulares se hacía a través de la regadera del Concejo, que disponía del agua de forma controlada. Concretamente se nombró a una persona que estuviese al cuidado del agua bajo una retribución por horas que pagaba cada dueño de los huertos. (Pleno de 31 de mayo de 1849). Esa cacera o regadera del Concejo sigue existiendo en parte.

En cuanto a obras, en el 1846 la construcción importante del periodo es la de la Casa Consistorial, cuyo arquitecto fue Don Alfonso Vázquez Zuñiga. Dicha obra pasó por muchos avatares, el más importante fue el parón de las mismas por su encargado debido a la falta de recursos y deudas contraídas. Para terminarlas se acordó "proponer un arbitrio suficiente para cubrir el déficit solicitando al Jefe Político de Segovia que se concediera la corta de 5000 pinos maderables de todas clases del Pinar de la Garganta, que al respecto podrán valer 12 reales cada uno, suma necesaria para cubrir la cantidad del referido déficit". (Pleno de 20 de marzo ele 1848). En 1848 se acabó dicha construcción.

Todas las obras emprendidas en estás épocas eran financiadas totalmente con el dinero que se sacaba de la subasta de los pinos que se cortaban de los montes, esto puede explicar evidentemente el desasosiego y control que tenían estas personas de su más preciado tesoro económico que eran los pinos.

Los arreglos de los caminos también fueron otro de los temas de estudio. El camino de herradura por la parle de arriba ele la Dehesa Chica se prohibió que fuera transitado por carretas porque perjudicaba a los sembrados cercanos. (Pleno de 6 de Julio de 1847). Se arreglaron las calles y sobre todo las entradas y salidas por donde transitaban las diligencias y carruajes de la Carretera de Ávila a Madrid. Y como no, "debido al continuo paso de carruajes por los carruajes de la Dehesa de la Garganta, conduciendo maderas, se acordó se arreglase el camino para evitar su deterioro) Pleno 31 de mayo 1848.

Otra de las grandes preocupaciones era el mantenimiento de la limpieza y el orden público en las calles. Continuamente se ponían edictos para que las calles estuvieran limpias, yendo " los alguaciles calle por calle para que lo supiera todo el mundo" por la posibilidad de multa. (Pleno de 2 de junio de 1846). El orden público se guardaba en todos los tiempos. Pleno de 24 de diciembre de 1847, " ... se da orden de buen gobierno para la tranquilidad en las Pascuas del Nacimiento."

Pero, no todo era trabajar, también existían sus fiestas. En las fiestas del Caloco, se celebraba la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz con una corrida de novillos y baile nacional. (Pleno de 6 de septiembre de 1846) (Pleno de 13 de septiembre de 1847) y en las fiestas de San Roque se celebraba una corrida de novillos el día de San Roque, como voto de Villa además de pagar la retribución correspondiente. (Pleno 10 de agosto de 1847).

Esto es a grandes rasgos, como se desenvolvían nuestros antepasados los cuales nos dejaron esta importante herencia que es EL ESPINAR.

Yolanda González Gómez.
Jefe del Archivo Municipal de El Espinar.



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